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domingo, 15 de abril de 2012

la leyenda del quinto elemento: el hielo

Prólogo
Una noche fría de invierno, una niña de unos 5 o 6 años estaba perdida en medio de la ciudad nevada. Debajo de una tortuga de juguete, en medio de un parque, se hallaba ella.
Hacia unas horas que se había separado de sus padres mientras caminaban hacia casa. Aquella noche era noche buena, el único día del año en el que podía estar con toda su familia, por eso lo que mas deseaba era regresar a casa, pero no sabía como.
Una ráfaga de viento helado la obligó a quedarse quieta unos instantes, hasta que oyó que alguien la llamaba. No era ni su padre ni su madre pero al menos alguien la buscaba. Salió de la tortuga preguntándose si de verdad debería hacerlo. Una vez fuera casi no ve a la dama delante de ella. Alta, muy alta fue lo primero que pensó de la mujer, más  alta que sus padres  .Al verla, la mujer le tendió la mano ya que la pequeña, aunque hubiese salido, todavía estaba sentada en el frío suelo. Una vez levantada aún tenia que mirar para arriba, pero  eso a ella no le importaba, se conformaba con admirar su belleza. La dama parecía salida de un cuento de hadas, o incluso de un mundo completamente paralelo a este. Lo que hizo que la muchacha no la viese al principio era aquel vestido blanco que ella llevaba, parecía un vestido de boda, aunque demasiado bonito e irreal para serlo.
La mujer se agacho delante de ella poniéndole la mano en su mejilla en un gesto sobreprotector. Al tener a la dama de blanco a su altura, pudo ver cuan bonitos eran sus ojos, los mas bonitos que había visto nunca. Eran de un color azul grisáceo, un azul que contenía la sabiduría de toda una vida.
-¿te has perdido pequeña?
Al preguntarle esto, la pequeña pudo escuchar por primera la  voz aterciopelada de la mujer, y eso la tranquilizó un poco, su pelo que le llegaba asta la cintura, era como los últimos rayos de sol que dejaba tras de si el atardecer.
La niña asintió un poco avergonzada.
-¿Como te apellidas pequeña Heres*?
-g…glacie
la dama de blanco bajo su mano asta el hombro derecho de la niña, hasta entonces la mano había estado a temperatura normal, pero ahora empezaba a bajar y a emitir una luz, mas bien varias luces como la aurora boreal.
-quod gratia est me transire hac heres  *.
La mano dejo de emitir el resplandor y poco  a poco la mujer se fue levantando. La niña con miedo a que la mujer la dejase en medio de la nada, corrió tras ella y la agarró por el vestido.
-¿va a dejarme sola?
Con aquello la mujer se agachó de nuevo
-no temas pequeña, ahora tu harás tu propio destino
En aquel momento una ventisca de aire se levanto, arrastrando con ella toda la nieve que había en el suelo. La mujer para sorpresa de la niña en nieve se convirtió, poco a poco se fue desintegrando y lo único que quedó de ella fue su largo vestido blanco, la niña al no tener nada con  que refugiarse cogió el vestido y se lo puso como si fuese una manta. Al cabo de un rato la pequeña comenzó a escuchar voces, voces que le eran muy familiares. Al levantar la mirada la niña descubrió a toda su familia en la entrada del parque, su madre fue la primera que corrió hacia ella, pero antes de llegar a tocarla algo la paralizó la pequeña tenía un tatuaje extraño en el hombro, era el tatuaje de un copo de nieve de seis puntas que la marcaría para toda una vida.
Seis años más tarde un pequeño muchacho rubio de quince años, estudiaba la casa de la pequeña niña nombrada Tamara. La muchacha que ya había cumplido los doce años  estaba tranquilamente sentada en el sillón leyendo un libro, pero un destello de luz la distrajo y salió fuera a comprobar lo que pasaba. El joven la estudiaba desde las sombras, salió de su escondite cuando la niña ya estaba adentrándose de nuevo en la seguridad de su casa. La agarró por el brazo y la niña empezó a gritar, pero él no le dio tiempo a nada más. Le puso la mano en la boca y la acorraló contra la pared.
-shh pequeña no te voy a hacer daño
La pequeña Tamara no se relajó ni un poco aunque el tono de voz del joven fuese relajado.
-necesitas protección muchacha y yo te la voy a otorgar.
A la pequeña esa afirmación le llamo la atención. Entonces el muchacho le coloco un anillo en el dedo corazón. El anillo era plateado y tenía una turmalina negra ovalada en el centro. Garras de dragón la sujetaban a los lados noroeste, noreste, sudeste y sudoeste. A los dos lados de la turmalina se abrían unas alas también de dragón como si quisiesen alzar el vuelo.
-esto te protegerá en mi ausencia asta que te vuelva a encontrar- dicho esto el muchacho desapareció. La pequeña varias veces intento quitarse el anillo, pero no pudo. No era porque no saliese o porque se hubiese quedado atascado, no, no era eso. La niña se sentía demasiado unida a aquel anillo y por mas que lo intentaba , cada vez que lo intentaba y lo sacaba de su mano, sentía un gran vacío no solo en su cuerpo si no también en su corazón
*:palabra en latín que significa heredera
*:frase en latín que significa " que la gracia que me ha sido concedida pase a esta pequeña heredera"

2 comentarios:

  1. esta muy bien la introduccion (soy karen, por si las moscas) me ha costado trabajo buscarla kekekekeke
    Sube maaaaaaaasssssss

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